lunes, 7 de abril de 2008

El analfabetismo financiero en México

COORDENADAS
Enrique Quintana
7 Abr. 08

Los datos que fueron dados a conocer recientemente nos hablan de un analfabetismo financiero en nuestro País

La mayor parte de los mexicanos no tiene ahorro formal ni planea sus gastos. El 81.5 por ciento de la población no lleva registros ni de gastos, ingreso o ahorro.

El 86 por ciento de la población mexicana no tiene ningún tipo de ahorro formal.

Las cifras de la encuesta de cultura financiera en México que realizaron la UNAM y Banamex, cuyos resultados fueron presentados hace algunos días, muestran un cuadro de desconocimiento financiero generalizado entre la población.

Sin embargo, la gente sí ahorra y sí utiliza crédito.

La fórmula de ahorro más frecuente en México son las tandas, en las que participó el 26 por ciento quienes fueron entrevistados y otro 22 por ciento también ahorró haciendo un "guardadito" en su casa.

Con relación al crédito, el 43 por ciento de la población pidió prestado dinero. Sin embargo, casi tres cuartas partes lo pidieron a algún familiar y una menor proporción a una amistad o al jefe.

Este cuadro demuestra que pese al crecimiento acelerado que ha tenido el crédito al consumo o el uso ya casi generalizado de las tarjetas de débito para recibir el salario, cuando se analiza la población completa del país, se percibe que la gente está completamente alejada de los productos financieros formales.

Desde luego que esta circunstancia se acentúa más en zonas rurales o en la medida que el nivel de escolaridad de los jefes de familia es más baja.

Uno pensaría que las tarjetas de crédito están por todas partes pero la encuesta revela que sólo están presentes en el 8 por ciento de los hogares donde la escolaridad del jefe de familia es sólo primaria y apenas en el 11 por ciento de los hogares de los segmentos D/E, de acuerdo con las definiciones mercadológicas.

El 80 por ciento de todos los encuestados prefieren usar efectivo sobre otros medios de pago como tarjetas o cheques.

Una de las razones de que haya un uso tan escaso de instrumentos financieros y se generalice la falta de previsión financiera entre la población es el bajo nivel de escolaridad, pues apenas rebasamos un promedio de 9 años pero también una falta específica de cultura financiera.

Aunque la inclusión de conceptos como el ahorro, el presupuesto, la previsión, etcétera, dentro de los programas de educación básica, sin duda va a ayudar a mejorar la cultura financiera, si se imparten como hoy se hace con las matemáticas, no creo que aporte mucho al desarrollo de la cultura financiera.

En buena medida, va a ser tarea de los propios bancos el ampliar la educación financiera.

La mayor bancarización va a requerir en los próximos años de que más y más personas de ingresos bajos se inserten dentro de la formalidad financiera.

Pero precisamente en esos segmentos es donde puede haber más propensión a un uso inadecuado de los productos de crédito, como las tarjetas, por lo que se requiere también adiestrar sobre su uso.

La otra parte crucial de la educación financiera, que es el ahorro para el retiro, le va a corresponder a diversas instituciones públicas.

Según la encuesta citada, sólo el 6 por ciento de la población ahorra para la vejez.

Persiste en México la imagen de que el soporte económico de la vejez serán los hijos o los nietos.

El problema es que esa visión es cada vez menos funcional en una pirámide poblacional en la que hay menos hijos y nietos que en el pasado.

A veces, cuando la discusión pública es dominada por temas como la reforma petrolera, que sin duda es crucial para el desarrollo del País, se pierden de vista algunas otras cosas más elementales.

Va a ser muy difícil que el País pueda alcanzar la modernidad si el analfabetismo financiero se mantiene en los niveles señalados por la encuesta.

Ya le hemos comentado en muchas ocasiones que la gente de menos recursos acepta pagar tasas de interés bancarias hasta de 50 por ciento en el crédito al consumo precisamente porque en los sistemas de crédito informales o dependientes de casa comerciales, pagan mucho más.

Ojalá que el interés por la educación financiera no sea sólo declarativo pues al final de cuentas lo requieren los propios bancos.



Formas de pago

Pareciera que el caso petrolero, las cosas pueden resolverse fácilmente para evitar los contratos riesgo que tanto asustan a los priistas.

Se trata simplemente de plantear que los esquemas de pagos a las empresas proveedoras de servicios implicarán desembolsos variables y sujetos al éxito de las tareas encomendadas.

Así queda claro que las empresas contratistas no se van a quedar con el petróleo ni Pemex tendrá que compartir con ellas las reservas que se descubran. ¿O ese simple cambio de forma también requiere modificación constitucional?

Las costumbres en el uso del dinero

Si se quiere realmente bancarizar a la población que no utiliza servicios financieros en México, una de las primeras tareas será la ampliación de la cultura financiera.
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