viernes, 7 de diciembre de 2007

Y los adultos estamos peor

EDUCACIÓN

Ricardo Medina Macías
EL ECONOMISTA
7 DE DIC 07

¿Qué resultados obtendríamos si una evaluación similar a la que la OCDE realiza cada año de las destrezas y habilidades para el aprendizaje de los estudiantes de 15 años de edad se aplicase a los adultos mexicanos: periodistas, legisladores, dirigentes de partidos, funcionarios públicos, negociantes y filántropos con gran visibilidad social? Encierra algo de justicia que algunos de los textos por medio de los cuales la prensa mexicana dio cuenta a sus lectores de los resultados para México de las evaluaciones PISA 2006, que realiza la OCDE, estuviesen pésimamente escritos.

Un caso especial, no el único pero sí el más llamativo, fue el del periódico mexicano que, precisamente, hizo el mayor escándalo por los malos resultados -que, además, eran totalmente previsibles- obtenidos por los estudiantes mexicanos. Por una vez, ese periódico abandonó su abominable costumbre de iniciar todos sus titulares con un verbo en presente de indicativo ("Cae niña a tinaco") y anunció en su titular principal: "Otro sexenio y nada: Estancan educación". Como se ve, el cambio de los malos hábitos de sintaxis, por otros tal vez peores, no sirvió de mucho. Para no variar, el verbo -"estancan"- en presente de indicativo, tal vez en tercera persona aunque podría ser también en segunda persona, del plural-, quedó huérfano, sin sujeto, y la oración se volvió ininteligible: ¿Quiénes estancan?, ¿ellos o ustedes?, ¿quiénes son ellos o quiénes son ustedes? Imposible saberlo. A ver niños, repitan después de mí: sujeto, verbo y predicado.

Además, la obsesión por traducir los resultados de una evaluación que es anual a términos sexenales -como si la OCDE realizase estas evaluaciones con el único propósito de mostrar que el expresidente Vicente Fox y su secretario de Educación hicieron mal su trabajo- sólo confunde más al desprevenido lector.

Más adelante, la autora de la nota, que debe ser mayor de 15 años, hace una exhibición de disparates sintácticos. Sólo un ejemplo: ¿Qué quiso decir la redactora cuando escribió que "los seis años (...) pasaron prácticamente desapercibidos"?, ¿creerán en ese periódico que "desapercibido" es sinónimo de "desaprovechado" o de "desperdiciado"? En realidad, el reporte original de la evaluación PISA 2006 contiene valiosísima información para México y para sus políticas públicas en educación que, ésa sí, pasó totalmente desapercibida para ése y para otros periódicos. El lunes comentaré algunos de esos hallazgos.

http://ideasalvuelo.blogspot.com/

Los siete hábitos más comunes y nocivos que impiden ahorrar

FINANZAS PERSONALES
El Economista

Joan Lanzagota

Riesgoso e incómodo invertir en lo que no se conoce

No cabe duda que los seres humanos somos lo que hacemos y lo que construimos de nosotros mismos cada día.

En muchas ocasiones, sin embargo, actuamos con base en hábitos, que no son más que una serie de conductas que tenemos tan arraigadas dentro de nosotros, que las hacemos sin darnos cuenta y sin pensar en ellas.

Hay hábitos buenos, como por ejemplo hacer ejercicio todas las mañanas, o caminar por las tardes luego de una jornada de trabajo.

Pero hay hábitos perjudiciales, como fumar o utilizar el coche incluso para ir a la tienda de la esquina.

En las Finanzas Personales, como en cualquier otro aspecto de la vida, muchos de nosotros tenemos malos hábitos que nos impiden llevarlas en orden. Por eso es importante trabajar para identificarlos y conocer el daño que nos causan.

El primer paso para tratar de borrarlos de nuestra conducta y sustituirlos por hábitos sanos y que hagan más eficiente el manejo de nuestro patrimonio, es sin duda darnos cuenta cuáles son y qué efecto nocivo tienen en nuestra vida financiera.

En esta primera parte, daremos a conocer siete los hábitos más comunes que destruyen nuestra posibilidad de construir un patrimonio: 1. No tenemos bien definidas nuestras metas y objetivos en la vida, tanto a corto como a largo plazo. Esto significa que no tenemos un plan financiero personal, no tenemos un motivo para ahorrar.

Por lo tanto, para satisfacer nuestras necesidades tenemos que endeudarnos con frecuencia. Esto hace que nuestros sueños nos parezcan siempre inalcanzables.

2. No llevamos un registro detallado de nuestros ingresos y de nuestros egresos. Es decir, no sabemos dónde va nuestro dinero, sólo que nunca nos alcanza para terminar la quincena o mes. No sabemos cuánto, cómo ni en qué gastamos.

Eso significa que no tenemos ahorros, vivimos al día (o peor) y no sabemos ni siquiera si podemos endeudarnos para efectuar una compra mayor (de todos modos lo hacemos) ni si podemos pagar o no esa deuda.

3. No tenemos un fondo para emergencias, ni con seguros para proteger nuestro patrimonio. A lo mejor tenemos el seguro del coche, porque es financiado y se nos obliga a pagarlo.

En el mejor de los casos, tendríamos que acudir con algún familiar o con alguna institución que nos preste dinero, si se nos presenta un imprevisto.

Podemos salir momentáneamente de él, pero no tenemos conciencia de que en un caso extremo, no estar protegido puede significar la pérdida de todo lo que tenemos.

4. No conocemos los instrumentos en los que invertimos. Es probable que tengamos nuestro dinero en una cuenta de cheques o ahorros, o bien en un pagaré que paga menos que la inflación.

Es probable que no queramos invertir en otras alternativas ya que no concemos su riesgo ni sabemos a ciencia cierta si vamos a ganar o perder con determinado producto.

Estamos completamente a manos de los ejecutivos bancarios o "asesores" y por lo tanto expuestos a fraudes o a sufrir los efectos del deterioro del poder adquisitivo en nuestro patrimonio.

5. Compramos de manera compulsiva. Nos causa un gran gozo comprar y gastar; sin embargo, muchas veces nos damos cuenta que el producto que compramos no era bueno, era caro o inservible, y esto nos causa frustración.

Nos es muy difícil ajustarse a un presupuesto y nunca podemos llegar a nuestra meta de ahorro, si es que tenemos una.

6. Gastamos nuestros ingresos extra, como aguinaldo, bonos o participación de utilidades, desde antes de recibirlos, en lugar de ahorrarlos o destinarlos a bajar nuestro nivel de endeudamiento, o invertirlos, lo cual es un síntoma inequívoco de la falta de planeación financiera.

7. No nos hemos preocupado en planificar nuestra sucesión patrimonial. No tener un testamento es uno de los errores más grandes que uno puede cometer en vida, ya que genera pleitos legales y disgustos entre los familiares que pueden heredarnos, lo cual puede implicar que nuestros seres más queridos se vean despojados y no disfruten de lo que tanto esfuerzo nos costó darles.

En la siguiente entrega hablaremos de cómo podemos tratar de eliminar estos malos hábitos, y daremos una lista de los buenos hábitos que debemos formar para lograr tener un adecuado control de nuestras Finanzas Personales y de esta manera contribuir a obtener nuestras distintas metas y objetivos de vida.

Con mucho gusto recibiré todas sus dudas, inquietudes y comentarios en mi dirección de correo electrónico: jlanzagorta@eleconomista.com.mx
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