viernes, 7 de diciembre de 2007

Los siete hábitos más comunes y nocivos que impiden ahorrar

FINANZAS PERSONALES
El Economista

Joan Lanzagota

Riesgoso e incómodo invertir en lo que no se conoce

No cabe duda que los seres humanos somos lo que hacemos y lo que construimos de nosotros mismos cada día.

En muchas ocasiones, sin embargo, actuamos con base en hábitos, que no son más que una serie de conductas que tenemos tan arraigadas dentro de nosotros, que las hacemos sin darnos cuenta y sin pensar en ellas.

Hay hábitos buenos, como por ejemplo hacer ejercicio todas las mañanas, o caminar por las tardes luego de una jornada de trabajo.

Pero hay hábitos perjudiciales, como fumar o utilizar el coche incluso para ir a la tienda de la esquina.

En las Finanzas Personales, como en cualquier otro aspecto de la vida, muchos de nosotros tenemos malos hábitos que nos impiden llevarlas en orden. Por eso es importante trabajar para identificarlos y conocer el daño que nos causan.

El primer paso para tratar de borrarlos de nuestra conducta y sustituirlos por hábitos sanos y que hagan más eficiente el manejo de nuestro patrimonio, es sin duda darnos cuenta cuáles son y qué efecto nocivo tienen en nuestra vida financiera.

En esta primera parte, daremos a conocer siete los hábitos más comunes que destruyen nuestra posibilidad de construir un patrimonio: 1. No tenemos bien definidas nuestras metas y objetivos en la vida, tanto a corto como a largo plazo. Esto significa que no tenemos un plan financiero personal, no tenemos un motivo para ahorrar.

Por lo tanto, para satisfacer nuestras necesidades tenemos que endeudarnos con frecuencia. Esto hace que nuestros sueños nos parezcan siempre inalcanzables.

2. No llevamos un registro detallado de nuestros ingresos y de nuestros egresos. Es decir, no sabemos dónde va nuestro dinero, sólo que nunca nos alcanza para terminar la quincena o mes. No sabemos cuánto, cómo ni en qué gastamos.

Eso significa que no tenemos ahorros, vivimos al día (o peor) y no sabemos ni siquiera si podemos endeudarnos para efectuar una compra mayor (de todos modos lo hacemos) ni si podemos pagar o no esa deuda.

3. No tenemos un fondo para emergencias, ni con seguros para proteger nuestro patrimonio. A lo mejor tenemos el seguro del coche, porque es financiado y se nos obliga a pagarlo.

En el mejor de los casos, tendríamos que acudir con algún familiar o con alguna institución que nos preste dinero, si se nos presenta un imprevisto.

Podemos salir momentáneamente de él, pero no tenemos conciencia de que en un caso extremo, no estar protegido puede significar la pérdida de todo lo que tenemos.

4. No conocemos los instrumentos en los que invertimos. Es probable que tengamos nuestro dinero en una cuenta de cheques o ahorros, o bien en un pagaré que paga menos que la inflación.

Es probable que no queramos invertir en otras alternativas ya que no concemos su riesgo ni sabemos a ciencia cierta si vamos a ganar o perder con determinado producto.

Estamos completamente a manos de los ejecutivos bancarios o "asesores" y por lo tanto expuestos a fraudes o a sufrir los efectos del deterioro del poder adquisitivo en nuestro patrimonio.

5. Compramos de manera compulsiva. Nos causa un gran gozo comprar y gastar; sin embargo, muchas veces nos damos cuenta que el producto que compramos no era bueno, era caro o inservible, y esto nos causa frustración.

Nos es muy difícil ajustarse a un presupuesto y nunca podemos llegar a nuestra meta de ahorro, si es que tenemos una.

6. Gastamos nuestros ingresos extra, como aguinaldo, bonos o participación de utilidades, desde antes de recibirlos, en lugar de ahorrarlos o destinarlos a bajar nuestro nivel de endeudamiento, o invertirlos, lo cual es un síntoma inequívoco de la falta de planeación financiera.

7. No nos hemos preocupado en planificar nuestra sucesión patrimonial. No tener un testamento es uno de los errores más grandes que uno puede cometer en vida, ya que genera pleitos legales y disgustos entre los familiares que pueden heredarnos, lo cual puede implicar que nuestros seres más queridos se vean despojados y no disfruten de lo que tanto esfuerzo nos costó darles.

En la siguiente entrega hablaremos de cómo podemos tratar de eliminar estos malos hábitos, y daremos una lista de los buenos hábitos que debemos formar para lograr tener un adecuado control de nuestras Finanzas Personales y de esta manera contribuir a obtener nuestras distintas metas y objetivos de vida.

Con mucho gusto recibiré todas sus dudas, inquietudes y comentarios en mi dirección de correo electrónico: jlanzagorta@eleconomista.com.mx
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