lunes, 12 de noviembre de 2007

Dossier Político / Modelos de desarrollo

Por
Juan Carlos Villarreal / Reforma

En mi colaboración anterior, cité algunos de los modelos que se han adoptado en algunos países para la gestión metropolitana, abordaré de manera general cuales son sus características. (Cuadrado et. al.,2005:110-114)

Modelo público centralizado. Es un modelo fuertemente dirigista por parte del sector público, en el cual las Administraciones Públicas juegan un rol predominante a la hora de organizar y gestionar la economía de la metrópoli, su ventaja primordial es el alto nivel de eficacia que puede alcanzar a la hora de atraer inversiones exteriores e impulsar el desarrollo endógeno.

El caso más conocido de este modelo es la ciudad-estado de Singapur, que cuenta con poco más de 3 millones de habitantes y un PIB per cápita de $25,443 y una inversión extranjera de $147 mil millones de dólares.

Modelo público fragmentado-sectorializado. En este modelo también muestra un peso importante del sector público a la hora de apoyar el desarrollo económico en una región urbana, pero, a diferencia del anterior, las agencias públicas que operan en el territorio observan una operativa fragmentada y sectorializada, se ha aplicado en Madrid, Sao Paulo y Buenos Aires.

Modelo colaborativo público-privado. La colaboración entre los sectores público y privado en materia de desarrollo económico resulta apropiada cuando dichos sectores comparten un claro interés común y cuando es factible apalancar los recursos públicos con el esfuerzo, la inversión y la inventiva de la iniciativa privada.

Existen tres modalidades principales a la hora de promover la economía metropolitana de forma compartida entre agentes públicos y privados; las ciudades donde se ha aplicado son Miami, Detroit, San Francisco y Santiago de Chile.

Como vemos los ejemplos son múltiples y nos demuestran que dada la complejidad de la gestión y administración de las metrópolis la responsabilidad no puede recaer únicamente en la autoridad gubernamental.

Las ciudades en nuestro días, no sólo deben preocuparse por ofrecer servicios públicos, deben también generar empleos y atraer inversión, pero algunos funcionarios no lo tiene en su agenda de prioridades; nuestra entidad a nivel nacional es catalogada en el lugar 26 para el 2003, según el Índice de Competitividad Estatal de México, 2006 del IMCO. (Instituto Mexicano para la Competitividad)

Citaré nuevamente a Juan R. Cuadrado- Roura, quien tiene una definición muy acabada de Competitividad Urbana: "la competencia puede entenderse como la rivalidad de las ciudades para captar inversiones, empresas, ayudas públicas y visitantes".

¿En dónde estamos?, el mismo organismo en su informe 2006 sobre competitividad estatal, califica las mejores prácticas, en diferentes rubros, Derecho, Medio Ambiente, Sociedad, Economía, Sistema Político, Mercados, Precursores, Gobierno, Relaciones Internacionales y Sectores Económicos, la única distinción que obtuvo nuestra entidad fue en el de Medio Ambiente, mientras que Aguascalientes, Chihuahua, D. F. y Nuevo León, tienen por lo menos cuatro distinciones.

El estudio concluye que tres entidades destacan, Aguascalientes, Nuevo León y Quintana Roo, la primera por la atracción de empresas de clase mundial, la segunda por el cúmulo de información recabada a nivel empresarial y la última por el impulso que se ha dado en los diferentes niveles de gobierno al sector turístico, en mi opinión el Estado de México tiene el potencial para ser vanguardia en estos rubros.

Los datos anteriores ejemplifican que cuándo los diferentes actores económicos trabajan coordinadamente, es posible establecer las bases que posibiliten la generación de empleos y el desarrollo económico.
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