lunes, 14 de enero de 2008

Se puede comer más sano sin gastar de más

Finanzas Personales

14/ene/2008
EL ECONOMISTA

Un plan de nutrición puede continuar en la oficina y el hogar
Yalín Cacho López



Comer sano no sólo nos ayuda a mantener la salud sino a cuidar la economía familiar.

Y aunque para lograrlo en la mayoría de los casos es necesario acudir con un nutriólogo e invertir aproximadamente 4,200 pesos anuales, ese monto es considerablemente menor al que exige la atención médica de enfermedades como diabetes o hipertensión, que tienen su origen en una mala alimentación.

"Los mexicanos nos estamos muriendo de enfermedades crónico-degenerativas que en la gran mayoría de los casos se originan por tener malos hábitos alimenticios", sostiene la nutrióloga Patricia Celaya.

Explica que acudir con un profesional que nos indique cómo cambiar nuestros hábitos alimenticios para comer sano de manera permanente nos ayudará a evitar ese tipo de enfermedades, que requieren una inversión cuantiosa para su atención.

Además, si se adquiere el hábito de comer sano la inversión en las consultas del nutriólogo y los medicamentos no se tendrá qué repetir cada año.

A su vez la nutrióloga Mónica Hurtado destaca que la mayoría de las personas que visitan a un profesional de la nutrición lo hacen con el objetivo de bajar de peso, y por lo general han invertido buenas cantidades de dinero al intentar seguir dietas y tratamientos que les recomendaron sus familiares, amigos e incluso conductores de televisión o que vieron en anuncios publicitarios.

Por ejemplo, mientras el costo de las consultas con un nutrólogo es de 350 pesos por sesión y se recomiendan dos consultas por mes durante seis meses para completar un tratamiento; el gasto en otros métodos como inyecciones, pastillas o geles reductivos supera 1,000 pesos mensuales.

Hurtado advierte que ningún tratamiento para bajar o subir de peso genera un cambio permanente si no se aprende a comer sanamente, y que hacerlo no necesariamente implica gastar más de lo que nos permite el presupuesto familiar.

De hecho, aseguraron las entrevistadas, comer alimentos sanos resulta más barato que ingerir aquellos que no nutren, pero "están a la mano" fuera y dentro de casa.

"En México hay una gran variedad de frutas y verduras que bien combinados nos pueden proveer los elementos nutricionales necesarios sin que tengamos qué adquirir productos que afecten negativamente nuestro presupuesto", refirió Celaya.

Sin embargo, reconocen la mayoría de los mexicanos no se dan cuenta de esta situación y terminan destinando más recursos para comprar tacos, tortas o pizzas, que para alimentarse sanamente.

Aseguraron que con los alimentos que usualmente tenemos en casa se puede hacer un plan de alimentación saludable, que a la vez resulte más conveniente para nuestros bolsillos.

Sólo es cuestión de asesorarse para saber combinar los alimentos, comerlos en cantidades suficientes y tener la convicción de seguir el plan nutricional que recomendó el nutriólogo, agregaron.


Ventajas de la asesoría.

La asesoría de un nutrólogo resulta fundamental para lograr que el régimen alimenticio que necesitamos para estar saludables no cambie nuestro estilo de vida, se acople a nuestras preferencias y a nuestro presupuesto.

"Un nutriólogo tiene la capacidad para brindar orientación alimentaria, realizar un plan de alimentación saludable e individualizado tomando en cuenta las preferencias, gustos y el presupuesto del paciente", afirman especialistas.

De otra forma, advierten que el mejor plan se vuelve inalcanzable.

Entre las ventajas de acudir con un profesional de la nutrición está el poder tener una evaluación confiable de nuestro estado nutricional, por medio de la toma de peso, estatura, circunferencia de cintura, circunferencia de cadera, porcentaje de grasa, agua y músculo.

Obtener recomendaciones individuales y específicas para seguir un régimen alimenticio de acuerdo a las necesidades del paciente son la disminución o control de peso, control de niveles de glucosa y/o colesterol en sangre, y modificación de hábitos alimenticios, entre otros.

Dar seguimiento y atención al peso corporal del paciente; poder cambiar las dietas a seguir con opciones saludables para lograr el objetivo deseado; y cuidar la salud.
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