miércoles, 31 de octubre de 2007

La cultura como un elemento diferenciador

30 DE OCT 2007
EL ECONOMISTA

Jenni Massiel Velázquez Velázquez*



La cultura es un elemento fundamental en cualquier circunstancia de la vida de los individuos y también de las naciones. Increíblemente, es un factor que mueve todas las interacciones que tiene un ser humano día con día con su entorno. Además, se encuentra tan inmersa en la conciencia de cada persona que es difícil detectar a simple vista su impacto.

La cultura se define como la programación mental que una región, una minoría nacional, un grupo de personas, tienen en común y que será diferente a otras regiones o grupos. Es decir, ésta variará de un pueblo a otro, por lo que no será lo mismo ser alemán que francés o mexicano.

Es así como el aspecto cultural se convierte en un elemento muy poderoso que permea todas las áreas de la vida, haciendo suyas las esferas política, económica y social.

Esto quiere decir, por ejemplo, que la forma de hacer política variará de país a país. Por esta razón, no será extraño que los modelos políticos o económicos desarrollados en una determinada nación no arrojen los mismos resultados cuando se implementan en otra.

Por tanto, en el plano empresarial, no se debería pensar que poner en marcha en México la forma de organización alemana, francesa o japonesa, producirá el mismo efecto que en aquéllos. Los empresarios de estos países tienen una manera de percibir la vida y sus problemas, una forma distinta a la de los mexicanos.

Por tanto, las soluciones que ellos encuentren serán muy diferentes. En un estudio realizado en 1980 -por O.J. Steven, del INSEAD Business School- se demostraría este hecho. Éste presentaba, un inconveniente organizacional a varios estudiantes de MBAs de Alemania, Gran Bretaña y Francia. El problema consistía en un conflicto entre las ventas y los departamentos de desarrollo del producto. La mayoría de los franceses refirieron el problema al presidente de la compañía. Los alemanes, se lo atribuyeron a la falta de políticas escritas y propusieron el establecimiento de las mismas. Los ingleses consideraron que la falta de comunicación interpersonal era el verdadero problema. ¿Qué habrían resuelto los mexicanos ante la misma situación? A lo largo de la historia, se han conocido prácticas que dan crecimiento a otros países en materia económica, política y social. Ante esto, algunos analistas recomiendan la implementación de las mismas políticas en los países menos desarrollados. Y no sólo analistas aislados, también instituciones internacionales. Sin embargo, en ocasiones, la aplicación de estas políticas termina generando más conflictos de los que resuelven.

En este sentido, no es increíble que además de una serie de factores ambientales la cultura ponga su granito de arena en el resultado.

Es cierto que la globalización ha acercado a las naciones. No obstante, no las ha homogeneizado aún. A pesar de los esfuerzos de los países más desarrollados, lograr el cambio total del pensamiento de una región determinada es una tarea muy difícil.

Un ejemplo de ello es que en muchas partes del mundo existe la misma cadena de comida rápida, con los mismos procesos de producción, etcétera. Sin embargo, el ambiente que se genera en cada restaurante de cada país es diferente.

No cabe duda que el tema de la cultura es un aspecto complicado de tratar y percibir, sobre todo cuando siendo parte de la misma se pretende hacer un análisis. Pero, no es tan mala idea que la próxima vez que se intente realizar una crítica sobre el por qué algunos modelos no funcionan en determinados países y por qué en otros sí, se trate de pensar también en la cuestión cultural para encontrar mejores soluciones.

*Jenni Massiel Velázquez Velázquez es investigadora de Entorno Político y Social del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).
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